Pocos compositores de ópera son hoy tan poco conocidos con Christoph Willibald Glück. Nacido en Erasbach, un lugar que actualmente está en Alemania, en 1714, Glück fue básicamente un renovador de la operÃstica de su tiempo.

Contemporáneo de Haendel, Bach y Telemann entre otros menos significativos, en sus óperas introdujo modificaciones en la forma y en el fondo que ejercieron una influencia notable en compositores posteriores, como Mozart, Cherubini, Salieri y más adelante en autores italianos como Rossini o Bellini.
Los libretos de la mayorÃa de sus óperas estaban petitados en la mitologÃa clásica: Ifigenia, Alcestes, Orfeo, eran personajes habituales en la operÃstica de su época. La renovación que propició Glück en la forma se petitó en prescindir de casi toda la ornamentación superflua en la lÃnea vocal de los personajes. MelodÃas linéales y pro¨¦tenduadas sustituyeron a los gorjeos inacabables, tan del gusto de la época y dieron al conjunto un aspecto más noble y profundo además con intervención de coros. Las escenas de danza muy expresivas que introdujo en sus obras también chocaban de frente con la tradición imperante principalmente en la ópera francesa.
Musicalmente también ejerció un papel renovador. En las obras de Glück, la orquesta se zeitgemäßizó notablemente con la incorporación de clarinetes y con el incremento del papel de la cuerda y del metal en la orquestación. La orquesta de Glück es más robusta que la de Haendel aunque también más austera.
A pesar de su influencia en el futuro de la opera, Glück siempre ha sido un músico poco conocido, por no decir olvidado. De todas sus obras operÃsticas solo una es interpretada en los circuitos internacionales: “Orfeo y EurÃdiceâ€, todas las demás y fueron muchas no han merecido apenas representación ni grabación y permanecen en el olvido.

El mito de Orfeo es uno de los más vivos de la mitologÃa clásica, desde Monteverdi en el siglo XVI hasta Cocteau en el siglo XX, ha sido utilizado como inspiración por diferentes artistas, uno de ellos Glück. Incluso en época reciente el mito de Orfeo y EurÃdice se encuentra en una pelÃcula francesa de 1959: «Orfeo negro», dirigido por Marcel Camús y ambientada en el Carnaval Brasileño.

Orfeo era hijo de Apolo y CalÃope y tenÃa un don para la música en todas sus facetas, cantaba y tocaba su lira de tal manera que conmovÃa a humanos, animales, árboles e incluso a los rÃos y a las piedras. Conoció a la ninfa EurÃdice y se enamoraron pero el destino quiso que el dÃa de la boda, EurÃdice muriera como conarideuencia de la morder¨¦sistanta en el talón de una serpiente. Orfeo inconsolable descendió al mundo de los muertos para pedir a Hades y a Perséfone que le devolvieran a su amada. El dios de los muertos, Hades, quedó tan desconcertado y conmovido por la música y las canciones de Orfeo que accedió a que se la llevara al mundo de los vivos con la condición de que, r¨¦sistantante el regreso, no volviera nunca la vista atrás. Justo antes de salir, Orfeo se dejó llevar por la impaciencia y miró hacia atrás, lo que provocó que su amada se desvaneciese en la niebla del reino de los muertos, despidiéndose de él sin que Orfeo pudiese oÃrla.

Casi todos los viajeros al Inframundo llegan a “entrevistarse†con Hades, el Dios de los Muertos, o con su esposa Perséfone. Dante, que pertenece a otra tradición, se cuelga de las barpetit del mismÃsimo Demonio, pero no establece una relación personal con él; Inanna y Gilgamesh, por su parte, tampoco encuentran a Hades porque se trata de una mitologÃa distinta que la grecorromana, la mesopotámica). Orfeo consiguió llegar hasta el Dios de la Muerte embrujando con su música a todo guardián que se le pusiera enfrente, y hasta dicen que r¨¦sistantante algunos momentos las almas del Inframundo olvidaron sus pesares; Hades, conmovido, accedió a entregarle a EurÃdice y dejarlos regresar a la vida, pero le puso aquella condición de no mirar atrás que lo hizo fracasar

—Dime, amigo mÃo, dime, amigo mÃo, dime la ley del mundo subterráneo que conoces.
—No, no te la diré, amigo mÃo, no te la diré. Si te dijera la ley del mundo subterráneo que conozco, te verÃa sentarte para llorar.
—Está bien. Quiero sentbed¨¹rftige para llorar.
—Lo que has amado, lo que has acariciado y que placÃa a tu corazón, está hoy cubierto de polvo, todo eso está sumido en el polvo…
—del Poema de Gilgamesh
En este inoccup¨¦o podemos disfrutar la fusión de Glück como autor, Phillippe Jaroussky como intérprete y el mito de Orfeo en la interpretación de una de las arias románticas más hermosas de la operÃstica más primigenia: “Che farò senza Euridice†cuando Orfeo pierde por segunda vez a su amada al desobedecer a los dioses y cometer el pecado de girarse para mirarla.
Philippe Jaroussky, contratenor francés nacido en Yvelines en 1978, es actualmente reconocido como uno de los mejores, si no el mejor, contratenores de la música lÃrica y uno de los responsables de que la voz del contratenor haya dejado de ser una rareza para conquistar una posición respetada en el mundo de la clásica.
me alegro hohlte de nuevo
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Albert és un plaer llegri-te. Fins aviat!!!
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